Muchas personas sienten que, con el paso del tiempo, su deseo sexual baja respecto a su pareja, incluso respecto al propio autoplacer. Esta falta de deseo puede ser provocada por muchos factores que si no los conocemos, pueden provocar muchas emociones de malestar y confusión.
Por esto, la cápsula de hoy pretende hablar sobre el deseo sexual para conocerlo y desde aquí, encontrar las herramientas que nos ayudan a entenderlo según nuestras circunstancias y potenciarlo.
Primero que todo, ¿qué es el deseo sexual? Este es una fase del encuentro erótico formado por sensaciones subjetivas que motivan las ganas de mantener relaciones sexuales. Se caracteriza por pensamientos o fantasías sexuales que aumentan la receptividad y donde los 5 sentidos tienen un papel fundamental.
Es importante destacar que no es solo una fase inicial, sino que es necesario que el deseo se mantenga durante todo el encuentro, puesto que cualquier distracción o estímulo no sexual, podría disminuir las sensaciones de placer y, por lo tanto, afectar el momento.
Esta motivación sexual depende de cada persona, es decir, el acto sexual de cada persona se ve motivado por varios factores, como por ejemplo, sentirse estimado o seguro, la conquista o sentirse deseado, la necesidad de unión, la descarga orgásmica y el placer, entre otros motivos.
También, está influido por nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, por el estado de ánimo, por la autoestima, e incluso por factores orgánicos, hormonales y químicos (como la ingesta de alcohol y drogas). Igualmente depende de cada persona, de su personalidad, de su historia de aprendizaje y puede variar en intensidad a lo largo de la vida.
Con todo está información, es importante que cada persona sea consciente y reflexiono sobre aquello que le motiva y potencia su deseo sexual, conociendo cada situación individual.
Y ¿cuáles son las claves para potenciarlo?
En primer lugar, hay que hacer un repaso en la educación sexual recibida para saber qué concepto tenemos de la sexualidad y las emociones asociadas a ella. Además, es relevante tener en cuenta las experiencias vividas con la sexualidad para completar este repaso.
La primera clave para mejorar el deseo consiste a hacerse una pregunta muy importante: ¿Cómo quiero que sean mis relaciones sexuales?
Es una pregunta que te permite reflexionar y te incita a descubrir tu placer. Pensar en aquello que te excita y despierta sensaciones eróticas, sin seguir un modelo de sexualidad impuesto.Una vez acabada la reflexión, la segunda clave es el entrenamiento del mismo rol sexual, es decir, conocerte en ese ámbito y aprender a conquistarte y sentirte sexi y sensual para tú mismo, sintiéndote así, más seguro al compartir placer. En esta clave, tiene gran importancia la relación que tienes con tu cuerpo y la autoestima corporal.
Una vez hayas conectado con tu yo más erótico, te sentirás más seguro y podrás comunicar tus deseos y apetencias, además de preguntarlo a la otra persona. Aquí tenemos la tercera clave, la comunicación de las demandas sexuales utilizando la asertividad y el respeto mutuo. Y esto fomentará una relación de confianza y complicidad que potencio el deseo y la satisfacción sexual.
Además de todo esto, algo imprescindible es las circunstancias del día que llevan asociadas muchas emociones y pensamientos que pueden influir. Es decir, la organización del tiempo y el ritmo frenético del día que nos colocan en una situación de cansancio o de desbordamiento emocional. Por eso, es indispensable aprender una buena gestión de las emociones, practicando el hecho de parar y estar en el momento presente para detectar e integrar las mismas emociones y pensamientos, y así poder disfrutar con tranquilidad y placer.
Para acabar, es importante destacar que el deseo sexual es importante cuidarlo y buscar momentos para los encuentros tanto de autoplacer como de placer compartido. Y esto por qué? Pues porque esto nos ayudará a despertar nuestro cerebro sexual, descubriendo y captando aquello que nos gusta, poniendo atención y dando una parte relevante a nuestra sexualidad.
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